Dos grandes purasangres (o tres) en la vuelta de las masas a Epsom

Llevábamos dos ediciones característicamente pandémicas, una sin público y otra limitada a 4000 afortunados. Y por fin las masas, 36.000 de ellos
pasando por taquillas, acudieron a la colina de Epsom Downs para su cita con la historia, la 243ª en el caso del Derby, una más en el del Oaks, que
comenzó su andadura un año antes, el 1779.

Pese a la lógica sensación de fiesta y de vuelta a la normalidad, el vetusto hipódromo de Surrey estaba menos atestado que nunca, siendo
especialmente acusada la baja asistencia a la Colina, más a media entrada que nunca. Pasada la meta se había instalado, al otro lado de la pista de la
tradicional sala de prensa, lo que parecía un invernadero; se trataba en realidad del restaurante Stanley, montado con todo lujo por el hijo de Lord
Derby. Dos plantas acristaladas cuajadas de árboles y dentro un pequeño paraíso: vista privilegiada a uno de los dos jumbotrones, terraza justo
encima del pasillo por el que los purasangres salían del paddock a la pista, bookmaker sin colas y, por fin, botellas de Peroni servidas en vaso de
cristal, y más a precio de conde que de príncipe.

Justo debajo de Stanley vieron el Oaks Aidan O’Brien y su hijo Joseph; no se sabe a cuál admirar más de los dos, siendo el segundo ganador como
jockey del Derby y como entrenador de la Melbourne Cup. Con enorme tranquilidad observaron la maravillosa pelea entre su Tuesday y la potranca de Gosden Emily Upjohn. No es el estilo de estos padre e hijo irlandeses los saltos de alegría y las cabriolas, y no les cambió el gesto cuando Tuesday deshizo a su favor la foto-finish dándole a Aidan una nueva clásica inglesa. Y no otra cualquiera: la primera desde hacía 12 meses
(cuando Snowfall ganó esta misma carrera) y la número 42 de su historial, con lo que pasa a ser el entrenador que más clásicas inglesas ha amasado en
la historia.

En el Derby, otro de los grandes entrenadores de nuestra generación tuvo uno más de sus días dulces. Michel Stoute, el legendario responsable de
Shergar, ha vuelto a esculpir una gema hípica, un purasangre que debutó en noviembre del 21, venció muy sobrado el Dante en sólo su segunda salida,
y se presentó en el Derby en la que sería la tercera. Un historial que, incluso suponiéndole mucha calidad, puede resultar en fracaso en el Derby
por pura falta de inexperiencia pero que en este caso resultó tan bien como en su día hizo Lammtarra, que venció en Epsom sólo en su segunda salida.

La recta de Desert Crown por Epsom fue primorosa y su victoria fue una de las más fáciles vistas en el Derby en muchos años, porque la montura de
Richard Kingscote no llegó a ponerse al 100% de potencia en ningún momento, Para cuando llegaron los hectómetros fundamentales en los que
se decide la carrera, ésta se había terminado, la distancia del hijo de Nathaniel era suficiente, y sus únicos dos perseguidores, el 150/1 Hoo Ya
Mal y el también outsider Westover, no tenían aceleración sobrada para alcanzarle. El resto de favoritos penaban a mucha distancia y la gloria de
Epsom esperaba unos metros más adelante a Desert Crown.